19 de setembre 2019

Cada any es perd una massa de boscos de la grandària de Regne Unit


Al llarg dels anys, diferents governs i organitzacions s'han reunit com a la Cumbre del Clima de 2014  i han fet plans per intentar revertir l'impacte causat per la pèrdua constant de boscos al planeta. Tot i això, actualment la pèrdua anual de coberta arbòria ha augmentat significativament respete el 2014 i les mesures que s'han aplicat des d'aleshores no han estat suficientment ambicioses. La proposta de reforestació no s'està complint, i si es dugués a terme com es va acordar , no seria suficient per a equilibrar les pèrdues no només d'embornals de carboni, sinó de biodiversitat al planeta, tenint en compte sobretot la deforestació de boscos tropicals primaris, que per molt que siguin reforestats, mai tornaran a tenir la biodiversitat que tenien.

Per, com podem ajudar per minimitzar l'impacte? 
Sabent que el factor que més ha contribuït a la desforestació des de 2014 ha estat la tala per a l'agricultura, nosaltres com a ciutadans el que hem de fer és encoratjar als nostres governs per intentar gestionar de manera sostenible el conreu en aquestes zones d'acord amb la FAO.  Ja que el problema no és evitar el consum de productes que provenen del bosc, a l'inrevés, fins aquest consum  pot arribar a ser clau per a la seva conservació i per promoure l'ocupació en la zona.

Image d'un bosc amb forma de pulmons sent deforestat.






El propósito histórico en 2014 era reducir a la mitad la pérdida anual de bosques naturales para 2020 y alcanzar la deforestación cero en 2030. Pero un lustro después, el paisaje se perfila desolador: la tasa anual de pérdida de cubierta arbórea crece un 43% y alcanza 26,1 millones de hectáreas por año, el tamaño aproximado de Reino Unido. En las últimas dos décadas apenas se han restaurado 26,7 millones de hectáreas de bosques, prácticamente la superficie de árboles que se pierde en solo un año. Estos son los resultados que se extraen del estudio Cinco años después de la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, cuando medio centenar de Gobiernos, más de 50 multinacionales y otras tantas organizaciones de la sociedad civil y pueblos indígenas comenzaron a rubricar el texto impulsado en la Cumbre del Clima de 2014 para conseguir un compromiso ahora quebrantado. “Las medidas que se han aplicado no son suficientemente ambiciosas, no hemos visto grandes acciones para un cambio sistémico”, señala Stephanie Roe, científica medioambiental y colaboradora del informe, coordinado por la entidad Climate Focus y realizado por 25 organizaciones de la sociedad civil, socios de evaluación de la declaración y centros de investigación.

“Y a este ritmo, tampoco vamos a alcanzar la reforestación de 150 millones de hectáreas como se aprobó en el Desafío de Bonn para 2020, ni otras 200 millones más comprometidas en la declaración de Nueva York hasta 2030”, prevé la investigadora. Y la clave no está solo en la restauración de los bosques, que según destacan los expertos, “es imprescindible" que se utilice como una medida adicional, pero no como una alternativa para detener su desaparición. Los resultados indican que es “particularmente preocupante la pérdida de bosques tropicales primarios (con más de 40 años) prístinos e insustituibles”. Su tasa de desaparición también ha aumentado en más de un 40%, lo que equivale a 4,3 millones de hectáreas por año. “No es lo mismo perder árboles nativos, con toda la biodiversidad que acumulan y el carbono que absorben, que talarlos y plantar nuevos en otro lugar”, matiza Roe.


Los bosques, que cubren el 30,7% de la superficie de la tierra (4.000 millones de hectáreas)y albergan a más del 80% de todas las especies terrestres de animales, plantas e insectos bajo sus hojas, se acaban; y se pierde con ellos valiosos sumideros de carbono para combatir el cambio climático. La declaración de Nueva York concluye que, de cumplirse sus metas, se reducirían las emisiones de carbono entre 4.500 y 8.800 millones de toneladas anuales. Pero su función va más allá; tres cuartas partes del agua dulce accesible del planeta provienen de cuencas hidrográficas boscosas; los bosques retienen el suelo frente a la erosión y proveen de alimentos para humanos y animales, de principios medicinales, y de combustible para comida y calefacción en zonas desfavorecidas, además de suponer el 20% de los ingresos de la población rural en áreas forestales en países en desarrollo.

“El mayor factor de deforestación desde 2014 ha sido la tala para la agricultura, incluida la producción a escala industrial de productos básicos como la carne de vacuno, la soja y el aceite de palma”, recoge el informe, cuyo subtítulo indica la posición de los expertos: Protección y restauración de los bosques: una historia de grandes compromisos, pero con un progreso limitado. “La incapacidad de las empresas (...) para cumplir los compromisos de eliminar la deforestación de sus cadenas de suministro contribuye a la crisis forestal”, se lee en el texto. “Hay algunas compañías que han tomado algunas medidas en algunos lugares de algunos de los productos que comercializa, pero lo que se necesita es una acción colectiva del sector y en confluencia con las políticas públicas”, indica Roe. Las mejoras en la gobernanza de los bosques, el fortalecimiento de las leyes, incentivos, tasas, la monitorización de los países productores o la regulación de la demanda por parte de los consumidores son otras de las medidas propuestas. "Está claro que la reducción de la deforestación va más allá de los Gobiernos. Es responsabilidad de todos, de multinacionales, grandes y pequeños agricultores, de los involucrados en las cadenas de suministro, de los consumidores…", dice Thais Linhares, jefa de Gobernanza Forestal y Económica de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).






























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