30 d’octubre 2019

Somalilàndia, una bomba de rellotgeria climàtica

Durant els últims 30 anys, Somalilàndia, un país que viu de la seva producció agrícola, ha estat testimoni de l'increment continu de les temperatures, que anaven augmentat al voltant d'un grau cada any. Això ha produït que s'hagi arribat a enregistrar una temperatura de fins 34ºC. Aquest fet, juntament amb el de que no s'han produït les temporades de pluges programades pels últims deu anys,  ha causat una gran sequera que ha deixat el territori de Somalilàndia àrid, i impossible de col·lectar.  
Tots aquests efectes han suposat un risc per a la població, de gairebé 4 milions d'habitants, i una pèrdua de recursos molt gran, que ha obligat a gran part de la població a migrar.
S'han proposat mesures preventives com crear camps resistents a sequeres o conrear plantes que no necessitin tanta aigua, però encara no s'han dut a terme. Mentrestant, diverses ONG'S han creat un campament en el que treballen per ajudar els habitants de Somalilàndia, intentant que el seu retorn a casa es produeixi el més aviat possible.

Somalilàndia sota els efectes d'una gran seuqera




Más calor  y más sequedad 

Los estudios realizados por el Centro de Riesgos Climáticos de Santa Bárbara (perteneciente a la Universidad de California) para la Fundación Thomson Reuters han concluido que en Somalilandia la media de las temperaturas máximas diarias ha aumentado alrededor de un grado en los últimos 30 años, hasta alcanzar los 34 grados centígrados.

Al mismo tiempo se ha producido un notable aumento del número de estaciones secas: en 20 años, la temporada de lluvias de marzo a mayo solo ha sido buena en tres ocasiones. Este hecho ha sido perjudicial para las cosechas y los rebaños de cabras, camellos, ovejas y vacas que constituyen el pilar de la economía somalilandesa. Faisal Ali Sheij, director de la Autoridad para la Prevención de Desastres Nacionales y las Reservas Alimentarias de Somalilandia, considera que los problemas a los que se enfrenta su país son mayores que los de otros, debido en parte a la pobreza y a las deficientes infraestructuras, con escasos medios de transporte y pocas carreteras. Los datos del Gobierno calculan el PIB de la república en 646 dólares por habitante, lo que la sitúa entre los 10 países más pobres del mundo, según cifras del Banco Mundial. El Gobierno calcula que el 50% de la población urbana y el 64% de la rural son pobres.

En Somalilandia la media de las temperaturas máximas diarias ha aumentado alrededor de un grado en los últimos 30 años, hasta alcanzar los 34 grados centígrados.
A todas estas complicaciones se añade la situación legal de la Somalilandia islámica. El país se separó de Somalia en 1991 y desde entonces ha funcionado de manera autónoma, en gran medida sin el terrorismo ni la violencia que asolan algunas regiones somalíes. Pero el autoproclamado Estado no está reconocido como país, lo cual lo excluye de las ayudas directas y los créditos de la mayoría de las instituciones mundiales. "Somos diferentes de otros países... Tenemos muchas más dificultades", afirma Sheij en una entrevista en su despacho de Hargeisa, una ciudad polvorienta de alrededor de un millón de habitantes en la que pocas calles están asfaltadas y ninguna tiene nombre.  "No tenemos ríos ni depósitos de agua. En toda Somalilandia, la vida depende del agua de la lluvia... y no podemos conseguir préstamos de otros países".


Una mujer recoge semillas resistentes a la sequía e inmunes a las enfermedades en el banco de semillas organizado por Havoyoco en Galoley, Somalilandia
Reserves d'aliments


Una crisis duradera

El cambio climático ha complicado la crisis de larga duración que sufren Somalia y Somalilandia, que ocupa aproximadamente el 30% de su territorio al noroeste. Las circunstancias excepcionales convierten esta situación de emergencia en una de las más complejas del mundo. Tras 20 años de guerra civil en Somalia, en 2011 la hambruna se extendió por el país y por gran parte del este de África, cobrándose 260.000 vidas. Las fotografías de los niños demacrados conmovieron al mundo; 13 millones de personas sufrían hambre y muchas abandonaron sus hogares durante una brutal sequía.

Cuando, al cabo de cinco años, aparecieron indicios de la llegada del fenómeno El Niño que presagiaban una sequía similar, las organizaciones humanitarias se pusieron manos a la obra rápidamente y evitaron que se repitiesen la hambruna y la pérdida de vidas a gran escala durante las sequías de 2016 y 2017. Sin embargo, la crisis mató al 89% del ganado de Somalilandia, que constituye el principal producto de exportación del país y la base de su economía pública. Mientras la población luchaba por recuperarse, en mayo de 2018 el país fue azotado por el ciclón tropical Sagar, el más potente de los registrados que ha tocado tierra en esa parte del mundo, lo cual obligó a miles de personas más a abandonar sus hogares.

Los somalilandeses tenían grandes esperanzas de que este año les diese un respiro, pero, una vez más, la estación de lluvias de marzo a mayo, conocida como el Gu', no ha hecho acto de presencia, lo cual ha puesto al país al borde de la catástrofe. "Ya no hay prácticamente ninguna probabilidad de que en Somalilandia se produzcan precipitaciones (desde julio) hasta este octubre o principios de noviembre", pronostica Chris Funk, director de investigación del Centro de Riesgos Climáticos con sede en Estados Unidos. "Allá donde se mire, la situación es realmente sombría". Según el experto, Somalilandia es especialmente vulnerable a las amenazas climáticas porque fue una de las pocas regiones que sufrió sequías tanto durante la oscilación de El Niño como de La Niña, que representan el patrón dominante de las variaciones climáticas a gran escala en el trópico.

La regularidad cada vez mayor de las sequías tiene que ver también con el calentamiento de los océanos Índico y Pacífico debido al cambio climático, lo cual ha aumentado las lluvias sobre los océanos y reducido las que caen en el este de África oriental, explica.  "Parece que el aumento de la frecuencia de las sequías se va a mantener en el tiempo, así que seguramente será la nueva normalidad", prevé Funk. Todo indica que Somalilandia "se está volviendo más seca y calurosa".
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