Les morts d'aus cada vegada són més freqüents a tot al món degut al gran impacte que l'èsser humà produiex en el medi.
Una de les causes d'això, són les construccions de torres elèctriques en mig de grans prats, el que fa, que molts ocells morin electrocutats degut a que es queden quiets en els cables d'alta tensió. Així mateix, hi han diverses espècies (majoritàriament cigonyes) que construeixen els seus nius a sobre de les torres. Conseqüentment, el Jutjat d'Instrucció número 1 de Vic, va obrir una investigació contra diversos directius d'Endesa, per l'electrocució de centenars d'aus a Catalunya.
És per això, que si volem minimitzar les morts, hem de denunciar aquests casos, ja que si no es fa, el número d'aus anirà augmentant exponencialment any rere any. Una possible solució pel problema esmentat podria ser, posar un aïllant als cables elèctrics o algun tipus de senyal a les torres perquè els ocells no s'aturin. Ara només queda que les empreses estiguin disposades a invertir diners per subsanar els problemes que ells mateixos provoquen.
Cigonyes mortes electrocutades a Barcelona |
Hace dos semanas, el Juzgado de Instrucción número 1 de Vic abría una investigación contra diversos directivos de Endesa por la electrocución de centenares de aves en cables y torretas de alta tensión en Cataluña. Según datos recogidos por los Agentes Rurales de la Generalitat, se han documentado hasta un total de 255 muertes de este tipo entre 2018 y 2020 solo en la comarca de Osona (Barcelona). Entre ellas podrían encontrarse especies protegidas en el Listado del Real Decreto 139/2011, como pueden ser el busardo ratonero, los azores o el búho real.
«Esos números no son reales, ya que solo se contabilizan las muertes que han sido denunciadas», explica Joan Aymerich, uno de los fundadores de GACO, una asociación dedicada a la divulgación y al estudio de las aves en la comarca catalana y que están detrás de la denuncia, junto a SEO/Birdlife contra Endesa. Aymerich relata que solo se denuncian las muertes que se ven, «no todas las que ocurren», ya que algunas tienen lugar en mitad de campos, lejos de las carreteras, y «esos cuerpos no los encuentra nadie».
Las electrocuciones afectan en mayor medida a las aves de más envergadura y se producen en el momento en que el animal toca con sus alas, al mismo tiempo, dos cables del tendido eléctrico, o un cable y la torre que lo sujeta, creando de esta manera un camino alternativo para que la corriente eléctrica pueda circular, lo que sucede fatalmente a través del cuerpo del pájaro. Por esta razón, una de las formas de solucionar este problema es el aislamiento del cable por su lado más cercano al poste.
Tal y como explica Aymerich, durante años se extendió el modelo de instalar púas en las torres para evitar que, de esta manera, las aves se posasen o edificaran sus nidos sobre las estructuras. «La solución no debe ser disuadir al animal, sino ofrecerle un entorno seguro», sentencia. La instalación de púas no hacía otra cosa que forzar el desplazamiento del ave a otra torreta, y en lugar de establecerse un ave por torre, lo hacían hasta cuatro o cinco debido a la reducción de espacio, pudiendo llegar a ser más catastróficos los resultados. En agosto de 2018, SEO/Birdlife fue una de las primeras asociaciones en interponer una querella contra Endesa tras la muerte por electrocución de medio centenar de cigüeñas en migración a su paso por Sant Quirze de Besora (Barcelona). «Durante aquella migración murió más del 10% de la bandada. Fue un desastre ecológico», relata la delegada de la asociación en Cataluña, Cristina Sánchez.
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, se notifican al año unas 33.000 aves fallecidas de esta manera en España, aunque SEO/Birdlife estima que el número real es de 200.000. En 2008, el Gobierno aprobó un decreto en el que se instaba a todas las eléctricas a corregir sus tendidos y evitar este tipo de muertes. Sánchez lamenta que, habiendo pasado trece años, no se haya avanzado «prácticamente nada» en esta problemática.
En el caso de Cataluña, «cada año, la Generalitat remite una lista con las torres eléctricas que deben ser adaptadas y arregladas. El pasado año fueron 350 puntos y la compañía arregló 659, casi el doble», relatan al diario ABC fuentes de Endesa. «En 2020, se destinaron 2,2 millones de euros a la reparación de estos puntos, en 2021 doblaremos la puesta con una partida de 4,6 millones», añaden.
De media, la reparación y adaptación de cada torre está cifrada en unos 3.000 euros. Un presupuesto que está sujeto a posibles modificaciones debido al terreno, la tipología de la infraestructura o la potencia eléctrica que transportan. «No es lo mismo tener que enviar a los técnicos hasta una torreta instalada en los Pirineos, que hacerlo a la Plana de Vic, la facilidad de acceso y los costes no son los mismos», añaden. En la actualidad, por territorio catalán discurren un total de 98.127 kilómetros de líneas eléctricas de Endesa, de las cuales, 52.681 lo hacen de forma aérea.
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