Durant els últims anys, la població s'ha mogut sobretot pel consum d'un sol ús. El plàstic és el principal problema, s'ha de deixar de fer un ús irresponsable dels plàstics i reutilitzar-los sempre que es pugui. Una de les alternatives que s'ha pensat, és substituir el plàstic pel paper, però no té gaire sentit si també és d'un sol ús. La utilització de paper d'un sol ús, implica una tala d'arbres més elevada, per tant un impacte directe i, s'estaria ressolent l'impacte dels plàstics, però s'augmentaria un altre.
Platja pelna de plàstics de només un sol ús. |
Vivimos en la locura del usar y tirar envases desechables que se transforman en residuos tan solo unos minutos después.
La buena noticia es que la población está despertando ante la crisis mundial por la contaminación por plásticos, avalada por la evidencia científica sobre su impacto ecológico y social.
Eso es estupendo. El siguiente paso necesario es cambiar el sistema, el modus operandi del “usar y tirar” por la reducción, reutilización y rellenado. No puede ser de otra manera.
De lo contrario, esto se convertiría en una búsqueda infinita de materiales alternativos (también desechables) que seguirán provocando el aumento de residuos, emisiones de gases de efecto invernadero y problemas de gestión a nivel planetario.
Para mostrar que la solución radica en reutilizar y no en buscar materiales alternativos desechables, presentamos hace unos días el informe “Tirando el futuro”.
Este informe pone el foco en que las verdaderas soluciones van dirigidas a un cambio del paradigma del derroche y despilfarro frente a las verdaderas soluciones de reducción y reutilización, y nunca a envases de cualquier otro material que sigan siendo de un solo uso.
Y entre esas alternativas es indudable que no todos los materiales son iguales. El papel podría proceder de fuentes renovables si la gestión forestal en origen es responsable.
El ciclo de vida del papel es, en principio, mucho menos impactante que el del plástico. Pero la realidad es que el sector papelero tampoco ha hecho los deberes.
El mercado internacional de productos papeleros está contaminado por la degradación de los bosques, la deforestación, la tala ilegal y la expansión de plantaciones forestales en espacios de valor ambiental. Decir que el papel es un producto sostenible solo por el hecho de estar fabricado de madera es un disparate.
Es cierto que en países como el nuestro, el aprovechamiento de los recursos es fundamental para dinamizar el medio rural, y que el que sector forestal juega y deberá jugar un rol importante dentro de nuevos paradigmas de sostenibilidad (bioeconomía, economía circular, etc.).
En España este sector es clave para la recuperación de paisajes tradicionales resilientes a los grandes incendios forestales y aportando soluciones a la “España Vaciada”. Pero esto no es un cheque en blanco al sector papelero.
El sector forestal debe ser un sector estratégico para dinamizar el medio rural y para la protección de nuestros bosques frente a la crisis climática y de biodiversidad y evitar que el planeta supere el 1,5ºC. Esto es indudable.
Sin embargo, no puede ser excusa para continuar la cultura del usar y tirar a través del papel promoviendo el aumento de su consumo en el mundo, ya que las previsiones de crecimiento que se hacen se sustentan en modelos económicos insostenibles, enormemente derrochadores y contrarios a las verdaderas soluciones.
En muchos lugares del planeta, los bosques (incluso bosque primario) y otros ecosistemas naturales han sido y son todavía sustituidos por plantaciones de árboles de crecimiento rápido para la industria del papel.
Tala d'arbres. |
Sustituir los envases de plástico de un solo uso por papel, también desechable, no es la solución. Para acabar con la contaminación por plásticos necesitamos alejarnos de la cultura del usar y tirar, acabar con el sobreconsumo, el sobreembalaje, el transporte de grandes distancias, y la creciente cantidad de residuos que seguimos generando.
Por tanto, sí a la gestión forestal de nuestros bosques, sí a las fuentes de ingresos que den valor económico a nuestros bosques, sí al uso del papel de forma responsable, pero NO a la cultura del usar y tirar y a la justificación del derroche y el sobreembalaje, cultura que nos está llevando a la actual situación de emergencia climática.
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