Avui dia, és ben sabut que el transport aeri suposa una de les majors causes d'emissió de CO₂ a l'atmosfera, per aquest motiu, la comunitat científica n'ha estat buscant alternatives més sostenibles, i sembla que n'ha trobat una: el querosè.
El responsable d'aquest descobriment ha estat el químic Derek Vardon, que junt amb el seu equip, han aconseguit transformar àcids grassos volàtils, procedents de residus biològics en descomposició, en querosè. En tractar-se d'un combustible d'origen biològic recent, les emissions de CO₂ a partir d'aquest combustible són neutrals, ja que aquest mateix CO₂ fa poc temps va ser absorbit de l'atmosfera.
Tot i tenir avantatges, la indústria del transport no acaba d'estar convençuda del tot, puix els combustibles fòssils aporten molta més energia. Tanmateix, les aerolínies necessiten reduir la seva petjada de carboni, i tenint en compte les poques alternatives que hi ha, tard o d'hora hauran d'optar pels biocombustibles.
Un avió de Air Europa sobrevola l'aeroport de Barcelona. |
Ahora, otro de estos métodos es el diseñado por Derek Vardon, un químico que el año pasado cambió 10 décadas de investigación en el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) para convertirse en director técnico de Alder Fuels, una startup que tiene como objetivo producir combustibles de aviación sostenibles (SAF por sus siglas en inglés).
Derek Vardon i Nabila Huq mostren un contenidor d'alt rendiment de bioblendstock d'èter dièsel fabricat a NREL. |
Vardon tiene puesta su esperanza un líquido formado por una colección de moléculas cortas en forma de cadena llamadas ácidos grasos volátiles (AGV) procedentes de los desechos orgánicos en descomposición. Lo que el científico y su equipo ha logrado a partir de un proceso de varios pasos, es transformar estos AVG en queroseno de una manera casi tan barata como la versión a base de petróleo. Eso, si con la ventaja de que el carbono empleado para sintetizarlo procede de desechos orgánicos y vegetales, por lo que las emisiones netas de este queroseno de base biológica sería solo una fracción de las del combustible fósil.
El futuro de los combustibles de aviación sostenibles (SAF)
Hace ya varios años que cientos de empresas de todo el mundo están produciendo biocombustibles. Sin embargo, una critica común a este tipo de combustibles de origen vegetal u orgánico pasa por la escasa penetración que estos han tenido, por ejemplo, en el mercado de los automóviles, lo que hace a muchos preguntarse por las probabilidades de su éxito en el sector de la aviación.
Sin embargo, los investigadores defienden que en este caso las probabilidades de éxito son mucho mayores debido a la necesidad de la aerolíneas de encontrar formas de reducir su huella de carbono y las pocas alternativas viables para ello en la actualidad. Además, en los últimos años, los coches eléctricos movidos por baterías se han consolidado como la mejor alternativa en el sector del automóvil, pero debido al alto requerimiento energético que supone volar, es probable que los aviones sigan funcionado con combustibles líquidos durante mucho tiempo, ya que aportan mucha más energía por unidad de volumen.
Hoy en día la producción de SAF es de 100 millones de litros de combustible anual para una industria que consumió más de 360.000 millones de litros en 2019, antes de que la pandemia lo redujera a la mitad. Sin embargo, se cree que para el año 2030, el mercado de SAF puede crecer hasta 70 veces. La transición es lenta y vacilante, pero parece haber comenzado, como muestra la más de una docena de aerolíneas de todo el mundo se han comprometido a comprar colectivamente unos 21. 000 millones de litros de estos combustibles sostenibles para la aviación en los próximos años.
Vídeo relacionat amb la notícia:¿Podrán los biocombustibles mover los aviones del futuro?:First fly with biofuel (King 5).
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