03 de desembre 2020

El canvi climàtic augmentarà els brots de malaties infeccioses en animals salvatges


EL CANVI CLIMÀTIC AUGMENTARÀ ELS BROTS DE MALALTIES INFECCIOSES EN ANIMALS SALVATGES

Darrerament, la revista Science ha publicat un estudi sobre el vincle entre l'augment de brots de malalties infeccioses en animals salvatges i el canvi climàtic. Segons aquest esudi les espècies més afectades, es a dir, entre les que hi han hagut més brots, són les adaptades al clima fred i templat. Aquestes zones són: Sibèria, Alaska i Canadà, seguidament d'Europa i part dels Estats Units.

Pel que fa als humans, l'augment d'aquests brots de malalties infeccioses comporta un gran risc, perquè malgrat siguin en animals salvatges d'una manera o altre mantenim contacte amb ells i ens podem contagiar, ja que la majoria dels patògens humans s'originen a la vida salvatge.

Un clar exemple actual es el SARS-CoV-2, propagat en aquest cas pels ratpenas, però com aquesta malaltia n'hi han hagut altres com el VIH, l'ébola o el virus del Nil Occidental.

Fotografia de tres óssos rentadors

El Mundo 19/11/2020

Un nuevo estudio publicado en 'Science' señala que el calentamiento global está contribuyendo a la circulación de enfermedades infecciosas en las regiones con climas fríos y templados, cuyas especies han estado más protegidas de la invasión de parásitos.

Durante mucho tiempo los efectos del cambio climático se veían como una amenaza lejana e imprecisa. Pero el aumento de las temperaturas, los fenómenos meteorológicos extremos y la subida del nivel del mar los han convertido en una realidad acuciante. Además, los científicos saben que cualquier modificación del equilibrio natural del planeta provoca a su vez cambios profundos y complejos en las comunidades ecológicas. Otros efectos inesperados comienzan a perfilarse, entre ellos variaciones en la distribución de las enfermedades infecciosas, que incluyen cambios en los organismos que las provocan -hongos, bacterias o virus- y en los vectores biológicos que las transmiten.

Esta semana la revista Science publica un estudio que explora ese vínculo entre el cambio climático y el riesgo de enfermedades en la vida salvaje. En concreto, apunta que las especies adaptadas a hábitats fríos y templados son las que más aumentarán el riesgo sufrir de brotes de este tipo de patologías. "Tradicionalmente las especies adaptadas a las temperaturas bajas -que viven típicamente en latitudes septentrionales o en altitud- han estado protegidas de la invasión de especies parásitas por inviernos duros", explica Jeremy Cohen, investigador de la Universidad de Florida Sur y autor principal del estudio. "Pero los inviernos se están volviendo más suaves y cortos".

En concreto, Siberia, Alaska y Canadá estarían entre las regiones más afectadas, seguidas de Europa y los estados más septentrionales de EEUU. En cambio, las especies de climas cálidos podrían experimentar ligeras reducciones en el riesgo de sufrir enfermedades. "Hemos evaluado cómo el cambio climático puede influir en las enfermedades que afectan a la fauna silvestre, no en el riesgo total de experimentar infecciones", matiza Cohen.

"Las especies que viven adaptadas a zonas de más calor -tropicales, subtropicales o de baja elevación- siguen experimentando un mayor riesgo de parasitismo en general, pero hemos comprobado que es poco probable que el cambio climático aumente esos riesgos y que, incluso, puede reducirlos ligeramente".

Los resultados muestran que los vínculos entre la biología y el clima existen, pero también que son complejos y difíciles de desentrañar. En décadas anteriores algunos biólogos habían propuesto la llamada 'hipótesis del desajuste térmico' para explicar estas nuevas pautas, sugiriendo que los patógenos tienden a tener una mayor tolerancia a las temperaturas anormales que sus huéspedes. Así, un cambio en el ambiente afectaría más al anfitrión que al patógeno que puede afectarlo. El estudio liderado por Cohen ha puesto a prueba esta hipótesis analizando un conjunto de datos que describe la prevalencia de patógenos en 7.346 poblaciones animales en todo el mundo, con datos sobre la meteorología y el clima local para cada lugar. La modelización de los datos en el estudio apoya la hipótesis del desajuste térmico", concluyen los científicos, "tanto en ecosistemas terrestres como de agua dulce" y es especialmente pronunciada en animales de sangre fría.

NUEVOS RIESGOS PARA LOS HUMANOS

Otros estudios ya habían avanzado que el cambio climático está modificando los patrones de propagación de enfermedades infecciosas, con los riesgos que eso implica para los seres humanos y para la biodiversidad. En 2018 un artículo en la revista The Lancet mencionaba estas enfermedades transmisibles como una de las principales amenazas que el calentamiento global presenta para la salud pública. Ya en 2005 un documento del ministerio de Medio Ambiente anticipaba la extensión geográfica a nuestro país de patógenos y vectores subtropicales adaptados a sobrevivir a climas menos cálidos y más secos, como así ha sido. "Entre las enfermedades vectoriales susceptibles de incrementar su incidencia en España se hallan algunas transmitidas por mosquitos (dengue, enfermedad del Nilo Occidental, malaria) o garrapatas (encefalitis)", afirmaron entonces los autores del documento.

Este año la pandemia ligada al SARS-CoV-2 ha supuesto un recordatorio sobre la fragilidad del equilibrio natural. Las zoonosis se han convertido en una nueva fuente de preocupación para la población mundial. "Aunque no hemos estudiado los datos de enfermedades humanas específicamente, las enfermedades en la vida salvaje son importantes para la salud pública, porque la mayoría de los patógenos humanos se originan ahí", señala Cohen, que cita los ejemplos del VIH, el ébola o el virus del Nilo Occidental además de la Covid-19. "Y nuestras conclusiones apuntan a que las enfermedades que circulan entre humanos y otras especies naturales podrían comenzar a ser más comunes en las zonas templadas cada vez más al norte".

Al mismo tiempo los científicos también señalan la multiplicidad de factores que causan las epidemias, que harán necesarias nuevas investigaciones antes de poder especificar el papel del clima en cada uno de los patógenos. Cada enfermedad infecciosa tiene características propias, en las que el cambio climático se entrelaza con la biología de los agentes infecciosos y con los cambios en las formas de vida de las especies a las que afectan. Por eso cada vez más investigadores subrayan la importancia de fomentar y desarrollar programas de vigilancia y control específicos para las enfermedades de transmisión vectorial de cara a prevenir futuros brotes.


01 de desembre 2020

Més màscaretes que meduses en els oceans

Actualment les màscaretes quirúrgiques no reutilitzables són de les més usades per la població, malgrat ser altament contaminants. Aquestes creen un gran impacte mediambiental ja que conscientment o no per desgràcia moltes d'elles acaben en les mars i oceans. Aquest tipus de màscaretes poden arribar a trigar fins a 400 anys a descompondre's a més mentre es descomponen deixen anar micro plàstics que poden ser empassats per les espècies marines i això pot crear un risc induït perquè posteriorment aquests micro plàstics també poden ser ingerits pels humans.

Podem ajudar a reduir aquest impacte per exemple utilitzant màscaretes de tela que són reutilitzables o si no també rebutjant les màscaretes en el contenidor corresponent i no tirar-les en qualsevol lloc.

Una màscareta pot arribar a trigar 400 anys en descompondre's.



La pandemia tiene el mérito de haber logrado lo que muchos ecologistas han intentado sin éxito durante décadas: frenar el ritmo de vida tan contaminante de las ciudades. Una consecuencia positiva de este fatídico año, ha sido la reducción de la huella medioambiental, algo que ha ocasionado que el día de la sobrecapacidad se retrase tres semanas.

En el lado contrario, las mascarillas están comenzando a inundar cualquier hábitat natural, y ya preocupa la presencia de este material sanitario en el océano: se estima que en muy poco tiempo habrá más mascarillas que medusas en el mar. Además, hay que tener en cuenta que una mascarilla tarda en degradarse 300 años.


30 de novembre 2020

Aigües subterrànies de Hawaii: un nou recurs

Malgrat la pluja abundant de Hawaii, la principal illa de l'arxipèlag pateix una manca d'aigua dolça, ja que hi ha una gran demanda i l'aigua es filtra i desapareix de la superfície. Això provocava que s'hagués d'agafar aigua de dalt de les muntanyes, que danyava a molts ecosistemes. Fins que, fa ben poc, s'ha descobert l'existència de rius subterranis d'aigua dolça que flueixen envoltats de roca volcànica fracturada a sota de l'illa, gràcies a l'ús de tecnologia d'ones electromagnètiques, que diferencien l'aigua dolça de la salada perquè la segona té una conductivitat més alta. 

Segons el Dr. Attias, que va dur a terme la investigació, el descobriment d'aquests rius subterranis, de fins a 4 km de llargada, pot ser un gran recurs no només per a Hawaii, sinó que potser també per a altres illes similars, com Cap Verd o les Galápagos, ja que es podria extreure a la superfície, com quan s'extreu petroli, però amb menor impacte mediambiental, perquè si hi ha una fuga, és només aigua dolça el que s'escapa. 

A les profunditats de la muntanya Hualalai, a la Gran Illa de Hawaii, flueixen rius subterranis d’aigua dolça.

The New York Times, 25/11/20

There are few things on the island of Hawaii that are more valuable than fresh water. This is not because the island is dry. There is plenty of rain. The trouble is that there is tremendous demand for this water and much of it that does accumulate on the island’s surface disappears before it can be used.

New research by marine geophysicists reveals that underground rivers running off the large island’s western coast are a key force behind this vanishing act.

Fresh water is often pumped on the island from aquifers formed from rain at higher elevations where it is easy to access. The drawback is that if too much water gets pumped to meet demand, little remains to travel through rocks to farms and fragile ecosystems that depend upon it. To make matters worse, recent studies of this water labeled with isotopes and tracked over time have revealed that these aquifers are also heavily leaking somewhere else.

“Everyone assumed that this missing fresh water was seeping out at the coastline or traveling laterally along the island,” said Eric Attias, a postdoctoral researcher at the University of Hawaii, who led the new study published Wednesday in Science Advances. “But I had a hunch that the leak might be subsurface and offshore.”

The big island of Hawaii is like an iceberg. Only a tiny fraction of the island sticks out of the ocean. The rest is submerged. To study the hydrogeology of these sections, Dr. Attias turned to electromagnetic imaging.

Ocean water conducts electricity exceptionally well because of the presence of dissolved salt ions. By comparison, fresh water is a rather poor conductor. Aware of these different electrical properties, Dr. Attias worked with a team at Scripps Institute of Oceanography to tow a 3,200-foot long system behind a boat that emitted electromagnetic fields down through the submerged coastal rocks near Hualalai volcano on the west coast.

Dr. Attias’ work shows that within the rock of the island below the waves, there are underground rivers of fresh water flowing 2-½ miles out into the ocean. These rivers are flowing through fractured volcanic rock and surrounded by porous rocks that are saturated with salt water. Between all of this salt water and the flowing fresh water are thin layers of rock formed from compacted ash and soil that appear to be impermeable and thus keeping the two types of water separated. In total, these rivers appear to contain enough fresh water to fill about 1.4 million Olympic swimming pools.

El doctor Eric Attias i el seu equip desplegant el dispositiu de sonda electromagnètica de font controlada a la costa de Hawaii.
“It looks quite plausible that there is a whole lot of fresh water down there beneath the ocean,” says Graham Fogg, a hydrogeologist at the University of California, Davis, who was not involved in the study.

To access this water, Dr. Attias proposes a system similar to an offshore oil platform. “The water is already under high pressure, so little pumping would be needed and, unlike an oil pump, there would not be any threat of pollution. If you have a spill, it’s just fresh water,” he said.

“I am excited to see wells drilled into these offshore aquifers so we can find out how fresh this water is and whether or not we can produce large volumes without pulling seawater into the system,” said Mark Person, a hydrogeologist at the New Mexico Institute of Mining & Technology.

Yet, to Dr. Attias, the real beauty of the find is its location, and he says that collecting the water would not deprive any ecosystems on the island of hydration.

Dr. Fogg was more cautious.

“The fresh water that they have discovered is clearly being actively fed by the aquifer on the island,” he said. “This means that the entire aquifer system is connected and our draining of this new water could adversely impact island ecosystems and water availability for pumps on the island.”

Dr. Attias speculates that the discovery could be relevant to other islands, too.

“Given that Reunion, Cape Verde, Maui, the Galápagos and many other islands have similar geology, our finding could well mean that the water challenges faced by islanders all over the world might soon become a lot less challenging,” he said.



La pluja de tot un any en un sol dia a Somalia degut al cicló Gati

Un cicló tropical és un risc natural en forma de tormenta que s'origina sobre l'oceà quan aquest supera els 26ºC. Es classifiquen en una escala de l'1 al 5 segons el seu diàmetre i la velocitat del vent. En aquest cas, el cicló Gati, és de categoria 3.  Normalment, les causes dels ciclons tropicals són naturals i per tant acaba transformant-se en un risc natural, però es creu que aquestes tormentes poden empitjorar degut al canvi climàtic.

Somalia mai ha sigut un país amb gaire activitat de tormentes tropicals, però en els útlims anys, especialment, l'any 2019, van ocórrer dos dels ciclons més destructius de tota la seva història, provocant desenes de milers de morts i enfermetats. Aquest any, el cicló Gati va pel mateix camí amb morts i milers d'evaquacions, superant els dos ciclons de l'any passat tot just havent començat. 

Somalia, 26-11-20














Greenpeace, 25-11-20.

Somalia se enfrenta a una nueva tragedia: se espera que llegue a la parte norte del país una fuerte tormenta con vientos y lluvia extremos que intensifique el ciclón Gati. Este será el ciclón más fuerte registrado de la historia de Somalia y podría provocar que cayera en solo dos días, lo que llovería en dos años. Hasta el momento, al menos ocho personas han fallecido, 15.000 han abandonado sus hogares y otras 70.000 se han visto afectadas de alguna manera debido a las condiciones climáticas.

¿Qué nos dice la ciencia?

Los ciclones tropicales son tormentas que se originan sobre el océano cuando el agua superficial alcanza o supera los 26 ° C. Los que afectan a África también se forman en el Mar Arábigo y tocan tierra en Somalia.

Los ciclones tropicales se clasifican de 1 (con un diámetro de 50-100 km y velocidades de viento sostenidas de 119-153 km/h) a la categoría 5 (hasta 500 km de diámetro con velocidades de viento superiores a 249 km/h). El ciclón Gati ya está registrado como ciclón de categoría 3, con vientos medidos a 185 km/h. Las tormentas que se forman sobre la tierra son potencialmente devastadoras si coinciden con áreas habitadas o agrícolas porque la alta intensidad de las lluvias puede causar inundaciones y escorrentías.

Con estos fenómenos, los científicos están de acuerdo en que los ciclones de alta intensidad aumentarán así como los eventos de lluvias extremas debido al cambio climático. Las expectativas es que se registre un pequeño aumento (0,5 por década) durante este siglo en la frecuencia en la que los ciclones tropicales tocan tierra en África Oriental.

Gati, el tercer ciclón en afectar la costa sureste de África

2019 fue excepcionalmente un año trágico para la costa africana que vivió dos de los ciclones más fuertes registrados en su historia. En marzo de 2019, el ciclón Idai provocó grandes inundaciones en Mozambique, Malawi y Zimbabwe, dañando más de 100.000 hogares y matando a más de 1.200 personas, sin contar con los millones de personas que se vieron afectadas directa o indirectamente. Como es habitual después de un episodio de estas características, se notificaron miles de casos de cólera y diarrea.

Al mes siguiente, el ciclón Kenneth aterrizó en la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, causando la muerte de al menos 45 personas, dejó a unas 40.000 sin hogar y provocó una epidemia de cólera porque todo el sistema de alcantarillado quedó destruido.

Greenpeace Research Laboratories y Greenpeace África han publicado este mes de noviembre un informe donde analizan en profundidad la intensificación de estos fenómenos meteorológicos debido al cambio climático.

¡Greenpeace pedimos a los gobiernos africanos que declaren la emergencia climática para actuar en la prevención de mayores daños por el cambio climático!






Rècord de concentració de CO2 a l'atmosfera malgrat la pandèmia

Durant aquest 2020, si bé és cert que la quantitat de CO2 va disminuir en picat a causa que tot el món es va parar per la pandèmia del Covid-19, això no ha sigut suficient perquè les emisions baixin, ja que durant el mes de septembre es van registrar uns nivells de concentració rècord a l'estació de Mauna Loa (Hawaii), amb un total de 411,3 ppm. Tal com diu el meteoròleg finlandès Petteri Taalas, el virus només ha sigut una petita mostra del que ocórre quan tot el món s'atura i com a conseqüència d'això, moltes indústries han tornat a reactivar-se més fortes que mai per poder recuperar tots els diners que han perdut per la seva inactivitat.
Un exemple de les activitats que contribueixen a aquest increment de gasos contaminants, serien: La crema de combustibles fòssils, la ramaderia intensiva, desforestació i l'ús de fertilitzants, totes aquestes produiexen un gran impacte en el nostre planeta.
A partir de les dades proporcionades, ens hauriem de plantejar intentar canviar les nostres accions, en especial les grans empreses, per minimitzar la quantitat d'emisions i així evitar que tot això vagi a més.


Tráfico congestionado en una de las vías de Barcelona / EFE
ElMundo 23/11/2020

Los niveles de concentración del CO2 en la atmósfera han registrado un récord en el mes de septiembre (411,3 partes por millón) a pesar de la caída de la actividad económica causada por el coronavirus. Según datos de La Organización Meteorólogica Mundial, la estación de Mauna Loa en Hawai superó con creces el registro de septiembre del 2019 (408.5 ppm) y marcó incluso su pico histórico en el mes mayo (416,2 ppm).

"La pandemia de Covid19 no es una solución ante el cambio climático", ha advertido el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. "La caída de las emisiones durante los confinamientos no ha sido más que una pequeña muesca en el gráfico a largo plazo. Lo que necesitamos es aplanar la curva de una manera sostenida".

Aunque la caída global de emisiones de dióxido de carbono fue del 25% en el mes de abril, se estima que el descenso total a fin de año rondará entre el 4,2% y el 7,5%. Los meteorólogos destacan cómo la acumulación de CO2 en la atmósfera ha tenido un efecto acumulativo anual de más de dos partes por millón en la última década, con una subida especialmente acusada en el 2019 que tuvo un efecto de arrastre en el arranque del 2020.

"El CO2 se queda en la atmósfera durante siglos", ha recalcado el físico Petteri Taalas en el momento de hacer públicos los registros de la OMM. "La última vez que la Tierra experimentó una concentración comparable de CO2 fue hace de tres a cinco millones de años, cuando las temperaturas eran de dos a tres grados más altas, y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al de ahora. Pero entonces no había 7.700 millones de humanos en el planeta".

"En el 2015 superamos el techo de 400 partículas por millón", recuerda el meteorólogo finladés, en referencia a la cifra que para muchos analistas supone la línea roja para evitar un cambio climático incontrolable. "Justo cuatro años después estábamos ya 410 ppm. Un aumento del CO2 en estas proporciones no lo habíamos registrado nunca en la historia".

Según el Boletín de Gases Invernadero de la OMM, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es ya el 50% más alta que la que existían en 1750, antes de la revolución industrial. Se estima que la acumulación excesiva de CO2 en la atmósfera es la causante de dos terceras partes del efecto invernadero, en responsabilidad compartida con otros gases como el óxido nitroso (23%) o el metano (17%).

Fàbrica a Colombia emitint gasos contaminants


TRANSFORMACIÓN DE LOS SISTEMAS INDUSTRIALES
La quema de combustibles fósiles, la deforestación, la ganadería intensiva y el uso de fertilizantes son algunos de los factores que más contribuyen al aumento excesivo de la concentración de estos gases en la atmósfera. La caída del consumo de energía y del uso del transporte están detrás de la caída experimentada sobre todo en el segundo trimestre del año, en el que también cayó de manera ostensible la emisión de gases contaminantes en las ciudades (monóxido de carbono, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno).
Pese a su advertencia previa, asegurando que la pandemia no puede ser la "solución", el director general de la OMM asevera que lo ocurrido este año "debe servirnos sin embargo como plataforma para una acción climática más ambiciosa y sostenida". En opinión de Petteri Taalas, para alcanzar la meta de "emisiones cero" en el 2050, hará falta "una completa transformación de nuestros sistemas industriales, de energía y de transporte".

"Los cambios necesarios son económica accesibles y técnicamente posibles, y solo afectarían a nuestra vida diaria de una manera marginal", concluye Taalas. "Damos la bienvenida al número creciente de países y de empresas que se han comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono. No hay tiempo que perder".







29 de novembre 2020

Més de 400.000 persones moren a l'any per la contaminació

 A mesura que passen els anys, hi ha més contaminació, això és degut a les noves tecnologíes, les quals produeixen una excés de gasos contaminants com petites partícules en suspensió anomenades PM2,5,  diòxid de nitrogen (NO2) i el ozó (O3). Aquests gasos són els culpables de la mort de més de 400.000 persones. Això no nomès passa a Espanya, altres països també pateixen aquest problema i amb més morts que al nostre país, com per exemple a la resta de la Unió Europea. Al 2018 a Espanya hi van haver 30.000 morts per aquesta causa, això suposa un gran risc per l'ésser humà i un gran impacte ambiental. 

El Banc Mundial, diu que el 41% d'espanyols respiren un aire el qual el seu índex de PM2,5 es troba per sobre dels valors recomenats per la Organització Mundial de la Salut (OMS), que són 10 micrograms per metre cúbic.








No es un problema del futuro. Es de ahora. Es de ya. Así lo dicen los datos de la Agencia Europea de la Contaminación. Cada año, entre 350.000 y 450.000 personas mueren de forma prematura en la Unión Europea por culpa del aire contaminado. Por situar el dato, es el equivalente a toda la población, por ejemplo, de Palma de Mallorca. En el caso concreto de España, la situación también es preocupante, aunque en menor medida que la de la gran mayoría de los países de la Unión. Así, el Informe de la Calidad del Aire de 2020 cifra en unas 30.000 las muertes prematuras en el año 2018 en nuestro país, mientras que en otros como Italia, Polonia o Alemania, la cifra rebasa las 50.000 y, en el caso del país germano, llega hasta las 80.000. A pesar de que el estudio recoge tres parámetros a los que se puede atribuir todas esas muertes —las partículas muy pequeñas en suspensión (PM2,5), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono (O3)—, hasta un 83,3% se deben, únicamente, a esas partículas PM2,5. Por eso es uno de los mejores índices para valorar la salubridad del aire.


Pero, ¿por qué son tan peligrosas? Fuentes del Observatorio de la Calidad del Aire explican que, al tratarse de las partículas más pequeñas respirables, "cuando las inhalamos a través de los orificios buconasales traspasan todos los filtros y nos llegan a los pulmones". Pero no acaba ahí la cosa. Una vez en ellos, en los pulmones, "también traspasan los tejidos y terminan en la sangre". Estas partículas tan microscópicas, que mataron en 2018 a 23.000 españoles antes de tiempo (más de un 75% de los fallecimientos prematuros por aire contaminado, siempre según el informe europeo), son, sobre todo, de origen antropológico, es decir, producidas por el ser humano mediante actividades como la industria o la conducción de vehículos diésel. Sin embargo, o bien la cifra de muertes no es conocida por la mayoría de los ciudadanos, o bien no los impresiona lo suficiente. En el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), solo un 0,3% de los españoles considera el medio ambiente como su principal preocupación.

La calle corrobora el dato. La mayoría cree que "la contaminación es un problema", pero reconoce que "podría hacer más para ponerle solución". Parece inevitable escurrir el bulto, sorprenderse con la alta cifra de defunciones prematuras para, acto seguido, aceptarla y asumirla como algo intrínseco a nuestro tiempo. Casi sin solución. No obstante, esa concepción fatalista se encuentra lejos de la realidad según asociaciones como, sin ir más lejos, Ecologistas en Acción, que aseguran que la mejor forma de eliminar o —cuando menos—, aminorar en gran medida la densidad de PM2,5 en el aire es "la reducción de su principal fuente de emisión, el tráfico rodado". Ello comportaría, a su vez, una disminución de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares que provocan dichas partículas.
Un 41% de españoles respiran por encima de sus posibilidades

Otro estudio, en este caso del Banco Mundial, cifra en el 41% la cantidad de españoles que respiran un aire cuyo índice de PM2,5 se sitúa por encima de los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pone el tope en 10 μg/m3 (microgramos por metro cúbico). Eso quiere decir que cerca de la mitad de los españoles se exponen a diario a unas condiciones ambientales dañinas para su salud. Aunque es un porcentaje más alto que, por ejemplo, el de Portugal —donde solo un 16% de la población se expone a niveles demasiado altos de PM2,5—, la salubridad del aire español es, teniendo en cuenta el índice que propone el Banco Mundial, de las mejores de toda la Unión Europea. Algunos ejemplos: hasta el 98,4% de los italianos vive en zonas donde la calidad del aire es peor que la que recomienda la OMS; en Alemania, el 89,2% de los ciudadanos; en Austria, un 85,1%; en Bélgica, el 91,9%; en Francia, el 78,2% y en Países Bajos, el 99,6%. En cuanto a la media de la zona euro, se sitúa en el 77,4%.

De todos modos, hay que tomar los datos con cautela. Si bien es cierto que la media anual de PM2,5 española es de 10,1 μg/m3 —al borde de lo recomendado por la OMS—, también lo es que se trata, efectivamente, de una media calculada a partir de los valores de todas la geografía española. En unas provincias (Cádiz, Huelva, Almería, Baleares) el porcentaje de contaminación es ínfimo. Por su parte, son otras como Madrid, Barcelona, el País Vasco o Galicia las que hacen subir la media. En cualquier caso, el Informe de la Calidad del Aire de 2020 da motivos para el optimismo, tanto en suelo español, como en el resto de la Unión Europea. Los últimos informes referentes a las muertes prematuras causadas por la polución (2018) apuntan a que disminuyeron en 60.000 desde el 2017. En España, muchas áreas geográficas siguen dando pasos para limitar la contaminación en el ambiente. Pero no es suficiente. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU advierte que el volantazo ecológico tiene que ser global y drástico para asegurar la viabilidad del planeta. No es un problema del futuro. Es de ahora. Es de ya.






Més emissions contaminants: el cost inadvertit de comprar per Internet

En temps de COVID-19, confinaments perimetrals, Black fridays, rebaixes i consumisme social les compres on-line s'han disparat incrementant l'emissió de CO₂ a l'atmosfera. Això, té un gran impacte sobre els objectius de desenvolupament sostenible.
A més, el pes total del tràfic urbà també es veu incrementat segons un informe de la patronal de fabricants i distribuïdors AECOC.
Aquests impactes, tenen joc a l'última milla, és a dir, al trajecte que va des del centre de distribució a cada un dels habitatges. A més, gran part de les comandes o són retornades o els repartidors no troben les cases, el que fa que es multipliquin els trajectes de l'última milla des del moment de l'adquisició.
D'altra banda, Green Peace ha determinat les entregues exprés o prime com a part del problema, ja que perquè un paquet arribi a les nou del matí de l'endemà han d'entrar en joc una gran quantitat de transports per a satisfer aquest desig.
Encara cal afegir que l'embalatge és altra dels grans dèficits del comerç electrònic en la seva relació amb el medi ambient on en alguns països ja supera més del 10% dels residus sòlids.
No obstant això, empreses com DHL hi han marcat com a objectiu un salari d'emissions zero per al 2050.

La huella de carbono anual de Amazon en 2018 fue más alta que la de nueve de los 27 países de la Unión Europea
La huella de carbono anual de Amazon en 2018 fue más alta que la de nueve de los 27 países de la Unión Europea


Encender el ordenador, abrir el navegador, hacer click y en pocos días —a veces horas—, lo que queramos, en la puerta de casa. La integración del comercio electrónico en el día a día ha vivido una aceleración como adlátere de la pandemia. El 62,6% de los españoles ha hecho uso de él en los últimos 12 meses, frente al 58% en 2019, según una encuesta del INE. Sin embargo, el daño medioambiental que supone el proceso que empieza con un click y acaba con un mensajero en casa, se incrementa notablemente con respecto al comercio tradicional, debido fundamentalmente a lo que en el sector conocen como la última milla. Según datos distribuidos por el gigante del comercio electrónico Amazon, su huella de carbono en 2018 fue de 44,4 millones de toneladas de CO2, mayor que la de nueve de los 27 países de la Unión Europea, si nos atenemos a las medidas difundidas por la Agencia Europea de Medio Ambiente o similar a la de todo el CO2 que emitió ese año toda la actividad de Cataluña, como recoge el informe que desgrana las emisiones por comunidades del think tank Observatorio de Sostenibilidad.

En Madrid, se entregan al día entre 350.000 y 400.000 paquetes, según Greenpeace, una cifra que se puede multiplicar por cuatro en fechas como el Black Friday. “Todo esto tiene un gran impacto sobre los objetivos de desarrollo sostenible y el primero sobre las emisiones de CO2, por supuesto″, concreta Fernando Prieto, director del Observatorio de Sostenibilidad y doctor en Ecología. Pero no solo eso, el peso total de la distribución de mercancías en una ciudad como Madrid supone el 38% del peso total del tráfico urbano, según un informe de la patronal de fabricantes y distribuidores AECOC. Ese informe también contiene que el transporte urbano genera sobre la economía un daño comparable al 2% del PIB, “por el impacto de los atascos y la contaminación”, precisa María Tena, gerente del área de transporte y logística de la patronal. Tena añade que “solo el 22% de la población es consciente” del daño medioambiental del comercio en línea.

La última milla

Todos los actores implicados en el proceso coinciden en que la última milla, es decir, el trayecto desde el centro de distribución a cada uno de los hogares, es el punto en el que el comercio electrónico multiplica sus emisiones con respecto al comercio tradicional. “Lo más importante es que se produce una dispersión de los envíos”, describe Rafael Pérez del Monte, director de calidad y responsable de Medio ambiente de la división española de DHL, la empresa líder mundial en logística. Pérez del Monte añade que los intentos de entrega fallidos porque el comprador no se encuentra en casa “supone asumir costes e incrementar el impacto ambiental de la actividad porque supone desplazamientos adicionales”. Aunque el mayor número de emisiones se da en los desplazamientos de largo recorrido que se hacen en barco o avión, trayectos que son comunes al comercio tradicional.

“Una de cada tres cosas que compramos la devolvemos, con lo que esto también genera más tráfico”, añade Celia Ojeda, responsable de la campaña de Consumo de Greenpeace, circunstancia que, según la patronal AECOC, convierte a España en el cuarto país en tasa de devoluciones de Europa. Estas devoluciones son muy habituales a la hora de comprar ropa: “Muchos clientes compran varias tallas de lo mismo asumiendo que lo van a devolver de antemano”, concreta el portavoz de la empresa de transportes DHL, con lo que queda asegurado que se multiplican los trayectos de la última milla desde el momento de la adquisición.

También está el hecho de la incitación al consumismo “porque es muy rápido hacer click y obtener el producto de manera instantánea”, según Ojeda, lo que hace que “se compren cosas que no se necesitan”. Greenpeace añade a los programas de entregas exprés o prime como parte del problema.“Para que un paquete llegue a las nueve de la mañana del día siguiente tienen que entrar en juego una gran cantidad de transportes para satisfacer ese deseo”, explica el doctor en Ecología Fernando Prieto.


Las emisiones de gases de efecto invernadero de algunos de los países europeos, comparadas con las de Amazon OLIVIA LÓPEZ BUENO

El embalaje es otra de los grandes déficits del comercio electrónico en su relación con el Medio ambiente. Los envoltorios de estos envíos ya representan el 30% de los residuos sólidos en Estados Unidos, según la Agencia de Protección Ambiental del país. “Muchos de estos productos vienen de fuera y esos residuos no entran en la corriente de residuos normales sujeta a determinados tipos impositivos”, agrega Fernando Prieto. El cartón de los envíos se recicla, no así el plástico que “sigue estando presente en esos embalajes y el reto es encontrar materiales que igualen las prestaciones de manera lo más medioambientalmente sostenible posible”, según Pérez del Monte, directivo de DHL. Greenpeace propone que la paquetería sea retornable, que sea adecuada al tamaño del producto para optimizar el número de envíos que se pueden hacer en cada medio de transporte y reducir los plásticos de los mismos, entre otras medidas para paliar el problema del embalaje.

Soluciones

Empresas implicadas en el comercio electrónico, como DHL, se han marcado como objetivo un saldo de emisiones cero para 2050. Actualmente, el transporte es el responsable del 14% de las emisiones según un informe del propio gigante logístico. Para lograr el objetivo, la empresa está agregando vehículos eléctricos a su flota para la última milla o el aumento de red de taquillas y puntos de conveniencia, en los que el repartidor deja todos los envíos correspondientes a una zona determinada y así el comprador se puede desplazar a pie a recogerlos. “La renovación de la flota es fundamental”, asegura el responsable de Medio ambiente de la compañía en España, que pide que haya fondos europeos que permitan desarrollar vehículos que no emitan CO2 y que su comercialización se popularice. Fernando Prieto del Observatorio de Sostenibilidad, añade a estas soluciones impuestos con los que el consumidor pague por estas emisiones del comercio electrónico porque “de esta manera serían mucho más caros estos productos” y el comercio de proximidad podría competir con ellos.